lunes, 20 de mayo de 2013



Prometo que volaremos, ya negociaremos otro día el aterrizaje.





Decían que aquello era volar. 

Nos conocimos por casualidad, por probar una nueva línea aérea, y la curiosidad de unas risas compartidas.
En tierra pasamos de largo de la puerta de embarque, y no nos dimos cuenta del despegue. Viajábamos a la 
velocidad de un crucero en un cielo de sábanas blancas y gemidos. Dejamos que la pasión pusiera el piloto
automático y volcamos las manos en otras batallas. El vuelo fue precioso,por fin un acompañante de vuelo.
Mucho peor el aterrizaje. Desatendimos las normas en caso de fallo y sin chaleco salvavidas, nos ahogamos
en un mar de dudas.
Llegó un momento en que empezamos a viajar a 600 malentendidos por hora. No hará falta buscar la caja 
negra entre el fuselaje para conocer las razones de nuestro fracaso . Supongo que tenía razón esa canción
que hablaba de que "un hombre y una mujer son como aviones de papel: vuelan por un tiempo pero al final
tienen que caer". Pero siempre hay más aeropuertos, siempre se puede aterrizar de emergencia en otro 
presente, en otros ojos. 
Ahora que te tengo enfrente quiero preguntarte si por algún casual aceptarías ser mi copiloto.
Deja que sea tus muletas, tu amuleto,un buen recuerdo.La cuerda que te saca siempre de ese agujero. La oreja que te escucha cuando tu boca echa fuego,quiero ser tus buenas noches y esos montones de sueños.No tengas prisa ninguna, yo te regalo mi tiempo. que yo corto las rejas que te ponga el carcelero Y te regalo mis alas para que vueles muy lejos.

Tu último pensamiento y también el primero, 
quiero ser tu silencio y tu grito a destiempo. Esos días tan malos que tienen todos los meses, ese sudor en tus manos cuando te secas la frente, 
un ángel siempre a tu lado tu futuro y presente 

Quiero ser esa sonrisa en tu cara que parece que está dibujada, 
una gota de agua corriendo por tu espalda el suelo que tu pisas y el techo de tu casa, 

yo soy de ti porque tu eres pedazitos de ni



sábado, 4 de mayo de 2013