sábado, 21 de abril de 2012

Mira lo que eramos, casi no se compara con lo que somos.


Mientras que cruzamos cuatro palabras en un bar, en el bar de siempre, percibo al instante que nada queda de aquella vieja historia. Que somos dos extraños, a los que la vida puso en una esquina el tiempo justo para engañarse un poco, gozar también a veces, e incluso prometerse irrealidades. Dos extraños que esta noche se miran con indiferencia, o apenas ni se miran. Que tienen prisa, ganas de despedirse, de volver a su mundo. Ya ni si quiera, se molestan en finjir. 

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